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El panamericanismo “disneyliano” en The Three Caballeros.

Carla Renée Ramírez

Al asumir el poder de los Estados Unidos de América Franklin D. Roosvelt comenzó una nueva vertiente de política exterior encaminada a promover las relaciones pacíficas y de mutua cooperación con América Latina. La meta era reafirmar elliderazgo norteamericano  en el continente cambiando el modelo intervencionista armado por mecanismos más sutiles de presión, todo enmarcado en un discurso de fraternidad e igualdad. En buena medida, también responde a la necesidad de tener una mayor penetración en Sudamérica, pues la hegemonía estadounidense en Centroamérica y el Caribe ya había fraguado hacia tiempo y la influencia europea, tanto económica, política y cultural estaba más vigente en el cono sur.

Con el fin de promover un acercamiento con las naciones latinoamericanas, ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, se crea en 1940 la OCIAA, Office of the Coordinator Inter—American Affairs, quedando Nelson Rockefeller al mando como Coordinador de Asuntos Interamericanos. La Oficina tenía por objeto mantener contactos entre las diversas agencias gubernamentales destinadas a problemas latinoamericanos, en particular a los referidos al comercio y la cultura. Sus funciones eran encargarse de la propaganda por medios audiovisuales del Panamericanismo y desprestigio Nazi, eliminar la influencia alemana de América latina, traducir y distribuir discursos de Roosvelt así como material a favor de Estados Unidos, y calificar de inapropiados a ciertos medios de comunicación por considerarlos partidarios del Eje, entre otras. Por otro lado, hacía concesiones tributarias a los medios de comunicación que distribuyeran dicha propaganda y que además promovieran la cultura americana o el "American Way of Life" en Latinoamérica.

Entre las iniciativas emprendidas estuvo la creación de una sección de dicha instancia comisionada de coordinar el rodaje de películas que dieran testimonio de la unión de las “Dos Américas”, enmendando el discurso  expansivo de películas anteriores. A sugerencia del propio presidente Roosvelt designaron a Orson Welles y Walt Disney para emprender dicha misión. La elección de los directores no fue azarosa, en ambos casos contaban sin lugar a dudas con un gran renombre. Rockefeller era un accionista mayoritario de los estudios RKO en los que trabajada Orson Welles[1] y que a su vez fungía como distribuidor de los filmes de Walt Disney[2], por lo que la presión ejercida era mayor. Welles emprendió un documentalambientado en Brasil que no pudo concluir por falta de financiamiento, pero  también por resultar adverso a los intereses de la OCIAA pues retrataba la vida de las favelas, pescadores pobres, a población negra y mulata. La muerte accidental de uno de los pescadores durante el rodaje provocó la protesta de los pescadores exigiendo mejores condiciones laborales y de vida al presidente Getulio Vargas. Situación en extremo incómoda dada la naturaleza de la
filmación.[3]

Walt Disney tuvo su propia presión por parte de la OCIAA, pues sus estudios en Burbank fueron ocupados durante ocho meses como bodega de suplementos para instalaciones antiaéreas  por el ejército norteamericano tras el ataque a Pearl Harbor. Disney también es encomendado a elaborar filmes que promuevan el panamericanismo así como filmes de guerra con contenido antinazi con la leyenda: "This film distributed and exhibited under the auspices os the War Activities Commitee, Motion Picture Industry." Las más representativas son Der Fuehrer’s Face, The New Spirit, y The nazi hildren.[4]

Entre agosto y octubre de 1941 el equipo de trabajo de Walt Disney, integrado por quince personas, emprendió un viaje con destino a doce países latinoamericanos con la ayuda de la aerolínea Pan—Air, entre los que figuran Brasil, Argentina donde empiezan a tirar bocetos, Uruguay, Chile, Bolivia, Perú y México. El mismo Rockefeller pagó un segundo viaje de tres semanas a México en diciembre de 1942.[5] Disney tiene una aproximación al tema del “Buen Vecino” mucho más diplomática acercándose al objetivo de la OCIAA. Su enfoque es con miras a un panamericanismo, en el que Estados Unidos no aparece como tutor —o “hermano mayor”— de las naciones latinoamericanas, sino como un igual; al menos esa esla lectura que se puede dar en primera instancia. Disney elabora dos películas siguiendo este patrón, Saludos Amigos y The Three Caballeros. La innovación presente en ambas es el intercalar escenas filmadas de la realidad con dibujos animados, sin embargo, mientras que en la primera sólo se hacen simples yuxtaposiciones de actores con animaciones, en la segunda hay una franca interacción entre ambos. Disney llegó a aceptar que se intercalaron estos elementos por la escacez de personal que tenía, como resultado del despido masivo que hizo en 1941.[6] Una tercera película fue planeada con el nombre de Cuban Carnival, pero dada la poca recaudación de The Three Caballeros solo quedó como proyecto.[7]

La primera de ellas Saludos Amigos muestra la expedición del propio Disney a Latinoamérica en busca de nuevos personajes. Los países aludidos en esta cinta son Brasil, Argentina y Chile, proporcionando una lista de curiosidades a modo de guía de turismo.  El pato Donald es el personaje designado por Disney como embajador de buena voluntad, quien representa al turista que sucumbe a los encantos del exotismo extranjero dejándose llevar por los usos y costumbres ajenos, pero sin dejar de mostrar en todo momento lo ajeno que esto le resulta.  Donald se encarga de acumular objetos que le evoquen su visita, del mismo modo que acumula experiencias.La torpeza del personaje más neurótico del “universo  disneyliano” está siempre presente, pues reluce su ineptitud por asimilar las costumbres de sus vecinos del sur. La película es un compilado de cortometrajes de temática latinoamericana sin relación clara entre sí. En este primer filme panamericanista, se utiliza un diálogo de aves entre el pato estadounidense Donald y el perico brasileño José Carioca, donde la barrera del idioma se hace más que evidente. Cabe destacar que Saludos Amigos se estrenó primero en Brasil en agosto de 1942 y no fue sino hasta febrero de 1943 cuando fue conocida por el público estadounidense.

La segunda película, The Three Caballeros, fue proyectada en la Ciudad de México en diciembre de 1944 y en febrero de 1945 en Nueva York. Su innovación para el séptimo arte , como he mencionado, es la interacción que hay entre personajes animados y actores en technicolor en tiempo real. El argumento es menos caótico que el anterior y se circunscribe al cumpleaños de Donald, quien recibe un enorme regalo de sus recién conocidos amigos latinoamericanos. El contacto que tiene Donald con Latinoamérica, en los primeros minutos, es completamente visual:todo lo observa a través de un filme casero que le envían sus “amigos” para conocer las curiosidades de diferentes países. La primera parte de esta proyección (y de la película en sí) está compuesta de varios cortometrajes que presentan a nuevos personajes, entre ellos un curioso pingüino de nombre Pablo[8] inconforme y friolento, cuyo anhelo es salir de su frío mundo para vacacionar en las cálidas tierras de los trópicos. Este personaje  representa a una especie de antípoda norteamericano, en el que la insatisfacción esta a la orden del día, pues pretende hacer una nueva vida en un clima cálido, pero al lograrlo sólo piensa en regresar con los suyos. Otro personaje curioso es el Aracuán[9] que se presenta como un ave histérica que no para de moverse, con un lenguaje incomprensible y que no procura interactuar mayormente con Donald, no es sinola imagen del salvaje que se muestra esquivo.[10] Por otro lado los estereotipos están presentes en todo el filme tal es el caso
de Argentina, que se reduce a gauchos o Brasil que  sólo es música y baile. 


Podríamos decir que el hilo conductor de todo el filme son las aves sudamericanas que tienen en común con Donald sólo las plumas y el pico —aunque cada plumaje es de un color diferente y los picos son distintos entre sí—. Sin embargo no deja de estar presente el exotismo sudamericano pues cada ave es, a su vez, singularmente distinta con respecto a las demás. Las aves que dan nombre a esta obra son el pato Donald como embajador de Estados Unidos, el perico José Carioca[11], protagonista de Saludos Amigos, representando a Brasil y el gallo Panchito[12] encarnando a México. Este último se presenta como un semental gallináceo, vestido como charro con espuelas, un gran sombrero y dotado de dos pistolas, en franca parodia al recién consagrado “charro cantor”, Jorge Negrete. Panchito es la caricaturización del estereotipo del charro mexicano, difundido al mundo gracias a las películas del Cine de Oro. De hecho, el tema principal de la película es una adaptación de “Ay Jalisco no te rajes”,[13] canción central de la película homónima, estelarizada por Negrete, estrenada en 1941 en la Ciudad  de México.[14] ¿Hasta qué punto el estereotipo  rescatado por Disney no es sino una adaptación de la imagen que México pretendía promover en el extranjero?, pues la imagen del charro, macho, valentón y mujeriego ya era asociada con México gracias a las películas de charros difundidas desde 1936 con “Allá en el rancho grande”.

Retomando la obra de Disney, cabe destacar que el uso de aves no es fortuito revisemos la primera estrofa del ya aludido tema principal:

We’re three caballeros

Three gay caballeros

They say we are birds of a feather

We’re happy amigos

No matter where he goes

The one, two, and three goes

We’re always together[15]

El dicho anglosajón “Birds of a feather flock  together” no tiene un parangón en español, podría traducirse como “Aves de misma plumada vuelan en bandada”, quizás lo más parecido sería “Harina del mismo costal”. Lo cual puede interpretarse como individuos con intereses similares pueden asociarse. Dentro del discurso “disneyliano” América como continente es un enorme nido de aves de diferentes plumajes, pero con intereses comunes no por compartir el mismo grado de desarrollo, sino por estar contenidos en el mismo nido.  Mas allá de un discurso de unidad hermanada, subyace  un discurso pedagógico, donde las naciones aludidas deben aprender el rol que el Primer Mundo quiere que cumplan.[17]
Esto forma parte del American Way, no porque los latinoamericanos puedan formar parte del sueño americano desde sus
naciones, sino para que ayuden al estadounidense a cumplir parte de su American Dream cuando decidan salir de paseo. Es una invitación al público latino receptor a promover esta tipicidad grotesca retratada en la película.
La naturaleza misma de la cultura de masas es llegar al mayor número de individuos posible. Las condiciones particulares de cada individuo —género, etnia, edad, situación histórica— no son limitantes, sino que matizan y enriquecen el proceso de significación de una obra.

Regresando al contenido de la película, el contacto vivencial de Donald únicamente es experimentado a través de libros, por curioso que esto suene, pues “se mete” en un libro desplegable que José Carioca le regala para visitar Bahía. Del mismo modo Panchito le muestra un álbum fotográfico de México al que se internan sobre un “zarape—alfombra—mágica”. La propuesta al espectador estadounidense es ver a lo ajeno como propio, la interacción de Donald con este paraíso
en ningún punto es dificultosa, aun tratándose del personaje más neurótico de Disney. A pesar que Donald generalmente tiende a ponerse frenético ante su poca tolerancia a la frustración, en esta película está todo el tiempo sereno. Aunque cometa errores y no pueda bailar o conquistar a las chicas a su alrededor, no se muestra perturbado. Todo lo ve con cierto agrado y reconoce sus diferencias

 El primer contacto que tiene el pato con México y su gallináceo representante ocurre al romper una piñata, otro obsequio más, de la que caen múltiples regalos. Al evocar a la Ciudad de México y explicar a grosso modo su historia, se escucha una canción que engloba el concepto paradisiaco de México que Disney quiere proporcionar.


Mexico, with all your romance, your song of love will live forever after […]

Paradise, that’s where I found you,

your magic smile made the blossoms bloom around you.

Mexico, why do I feel as I do?

I simply fell under the spell of you[18].

Con tal introducción comienzan un recorrido a modo de guía turística donde visitan los lugares más promocionados en ese momento. En un mapa idealizado de la República Mexicana aparecen resaltados Guadalajara, Mazatlán, Morelia, Pátzcuaro, Toluca, Pachuca, Tampico, Colima, México, Cuernavaca, Taxco, Acapulco, Puebla, Orizaba, Veracruz, Oaxaca y Tehuantepec como principales centros turísticos. Aquí el discurso panamericanista se convierte en una invitación para el American Way de vivir su propia experiencia latina y “donaldizarse” visitando al exótico sur. De hecho, mientras sobrevuelan el lago de Pátzcuaro, al que presenta Panchito como “el paraíso de los pescadores”, Donald no duda en exclamar: "—Oh, Boy! would I like to come back sommetime and do a little fishing".[19] Posteriormente visitan Acapulco, acercándose suavemente desde el cielo, en una imagen curiosa donde únicamente hay mujeres tomando el sol y pasando un rato ameno. Súbitamente, entonces, Donald en un arrebato de lujuria, decide “planear” sobre su zarape que ahora se ha convertido en un
avión caza. El sonido de su caída es el de un avión de guerra con ametralladoras mientras con las manos hace alusión  a armas de fuego que atacan a las bañistas haciendo volar sombrillas y toallas.[20] Aquí Donald deja ver sus verdaderas intenciones, ya no es el embajador de buena voluntad de Estados Unidos, se convierte en cazador que sabe de antemano que sus presas le pertenecen. Este pato imperialista es ayudado por sus nuevos amigos, que al ser aves de la misma
plumada
comparten su interés, y no me refiero al interés
de poseer a las damas, sino de ofrendárselas al protagonista (¿un machismo compartido?).

El discurso a estas alturas es perturbador: Estados Unidos ya no aparece como amo y señor de América latina, deja de lado la actitud paternalista para convertirse en el macho alfa apoyado por sus alcahuetes. Latinoamérica se transforma en paradigma de la sensualidad. Donald explora los rincones de su propia sexualidad exacerbada, su experiencia sensorial llega al clímax con cada mujer con la que interactúa. Las alusiones sexuales en algunos puntos son más que evidentes, en la escena surrealista donde Dora Luz aparece cantando “You Belong to my Heart[21] —popularmente conocida como “Solamente una vez”—, sólo con verla, Donald entra en un plano voluptuoso donde olvida por un momento todo el contexto —y la película también se sale de contexto—: se desprende de su yo físico y se convierte en pura sensualidad y concupiscencia.  Al recibir un torrente de besos provenientes de su propia imaginación[22]explota en una secuencia pre—psicodélica donde no hay límites entre sus recuerdos y alucinaciones.  La experiencia latina de Donald se convierte en una alucinación, en la que sus vivencias previas se distorsionan en su hedonismo lascivo. Disney revuelve voluntariamente en un collage imágenes presentadas previamente en la película con luces de colores e imágenes en un solo plano, como si Donald hubiese consumido algún enervante que lo mantuviera en un estado alterado de la conciencia.

En este punto México es ya una virgen lúbrica, pero pudorosa, en espera de ser poseída por este pato imperialista. Donald, ahora un abejorro que vuela de flor en flor, en clara alusión a la sexualidad femenina[23] y la libertad masculina.  México, siempre presente en esta orgía surrealista, es esbozado en medio de decenas de piernas como las  que  vio Donald en Acapulco,  o cuando bailó con Aurora Miranda —por cierto brasileña— un jarabe jarocho. Por si fuera poco, dentro de su alucinación existe una ignorante mezcla de trajes típicos del norte de México y de Oaxaca. El clímax de semejante alegoría orgiástica llega cuando Aurora Miranda aparece marchando con traje de charra en medio de un “bosque”  de cactus erectos, perfectamente fálicos, frente a la impotencia de Donald por interactuar con ella.[24] Finalmente su ensoñación se esfuma entre un camino de cactus que continúan erectos, pero que semejan al propio Donald, mientras el objeto de sus deseos finalmente se convierte en otro cactus. Donald hasta antes de esta alegoría sexual aparecía como el más afeminado de los plumíferos protagonistas, tan solo visualmente podemos encontrar que esta “castrado” al carecer de un elemento fálico que lo acompañe, a diferencia de Panchito y sus dos pistolas que no para de disparar o José Carioca y su habano que nunca se apaga.

Ahora bien, más allá del contenido altamente sexual en esta obra “disneyliana”, lo femenino tiene la connotación de fértil y fructífero. México es representado por mujeres al ser un terreno fértil, listo para su explotación. Panchito, pese a ser un
charro mexicano no deja del lado su papel de “buen salvaje” que tributa a Donald las riquezas de su país. De hecho no sólo él aparece encarnando la figura del buen salvaje, todos los “amigos” del pato regalan un pedazo de su identidad como si se inmolaran ante un ser superior.

La finalidad de la experiencia latina de Donald es encontrar la sensualidad que le faltaba o se encontraba latente, sensualidad que forma parte del ser latino. El papel de sus acompañantes es por un lado el de ofrendar las riquezas de una Latinoamérica que simplemente no es valorada por sus habitantes, y, al mismo tiempo,  el de despertar en el extranjero que visite estas latitudes, cual chamanes, el líbido dormido del ser humano.

De tal modo la sensualidad está presente a lo largo del filme pese a estar dirigido a un público infantil. Desde esta perspectiva, funciona como un “caballo de Troya”  mercantilista, los cuentos pueriles son pasaportes diplomáticos que construyen puentes supranacionales.[25] Su discurso está envuelto entre la dulzura de la inocencia y la suavidad del entusiasmo, y entre tanto artificio, es fácil qe se escape que fue una empresa transnacional la que lo firma y que contiene temas poco aptos para el público al que va dirigido. Al supuestamente estar enfocado a los niños, el autor tiene la posibilidad de ver satisfechas sus frustraciones pasadas, es un escape a la realidad pues propicia la creación de espacios mágicos  alejados de las dificultades de la vida adulta. 

Queda entonces la pregunta en el aire: ¿Sí el mensaje turístico es tan claro, por qué se estrenó primero en México y no en E.U.A.? Los elementos rescatados por el equipo de Disney contienen información somera de lo que representa el ser de cada nación caricaturizada. Si bien la nación retratada reconoce que se trata de estereotipos ¿en qué radica la eventual
euforia que conlleva el ver un pequeño pedazo de la identidad nacional? Más allá del discurso pueril de las aves del mismo
corral
está subyacente una “auto—exotización”, saberse representado —torpemente— en un filme extranjero, deja de ser objeto de reproches para convertirse en un orgullo. No un orgullo por los estereotipos que aparecen en el filme, que después de todo fueron promovidos con anterioridad por la misma industria fílmica mexicana, sino por el reconocimiento demostrado por el otro. Es el equivalente, en una alegoría, de agradecerle al río por mostrarnos una imagen turbia y distorsionada de lo que entendemos por “nosotros”. No es la imagen la que nos dota de una autoconciencia, sino el saber que el otro reconoce nuestra existencia. Desde esta metáfora debemos cuidar como nación el no caer en un plano narcisista, no por vanidad, sino por la necesidad de un otro que sea el único que estimule la autoconciencia, so pena de perder la capacidad de identificarnos sin la ayuda de este otro. En buena medida podemos asumir que los estereotipos de la mexicanidad han nacido en el seno mismo de la nación mexicana, se han alimentado de generalizaciones y difundido a fuerza de promover una “endo—exotizacion” que conlleva a una “auto—exotización”.

 


Obras consultadas


·          
CANBY, VINCENT. “It’s
All True: Based On An Unfinished Film By Orson Welles”.
En The New York Times, 15 Octubre 1993, En protocolo de de hipertexto consultado oct—nov2008.
http://movies.nytimes.com/movie/review?res=9F0CE7DA1139F936A25753C1A965958260
        


BARRIER, Micheal, The animated man: a life of Walt Disney.Berkley California, University of california press, 2008. 418 pp.

         
DORFMAN, Ariel y Matterlart, Armand; Para leer al Pato Donald— comunicación de masas y colonialismo, Siglo XXI, Buenos Aires, Argentina, 1994. 160 pp.

         
WALT DISNEY PICTURE’S The Three Caballeros, Norman Ferguson dir., EUA, Walt Disney co., 1944, 69 min.

        
MOUESCA, Jaqueline, Erase una vez el cine: diccionario. Lom, Santiago de Chile, 2001. 390 pp.

        
PIEDRA, Jose.” The three caballeros. Pato Donalds Gender Ducking” en Jump Cut, no. 39, June 1994, pp. 72—82, 112. En protocolo de de hipertexto consultado oct—nov 2008. http://www.ejumpcut.org/archive/onlinessays/JC39folder/3caballeros.html

·          
ROSENBAUM, Jonathan. Discovering Orson Welles, Berkley California, University of California Press, 2007. 336 pp.

·          
SÁNCHEZ, Ignacio “Disney y Latinoamérica:entre propaganda beligerante y panamericanismo (1940—1945)”, en Babel. Historias y metahistorias, Guadalajara,Limbo, no. 2, mayo—agosto 2006. En protocolo de hipertexto consultado oct—nov 2008. http://rafaelvillegas.typepad.com/babel/2006/05/disney_y_latino.html#_edn15

        
SCHAFFER, Scott.  "Disney and the Imagineering of histories" en  Postmodern Culture v.6 n.3, Mayo, 1996. En protocolo de de hipertexto consultado oct—nov 2008.http://www.iath.virginia.edu/pmc/text—only/issue.596/schaffer.596

_________________________________

[1] Vincent Canby, “It’s All True: Based On An Unfinished Film By Orson Welles.” en The New York Times, 15 Octubre 1993, oct—nov 2008. http://movies.nytimes.com/movie/review?res=9F0CE7DA1139F936A25753C1A965958260

[2] Micheal Barrier, The animated man: a life of Walt Disney. Berkley California, University of California Press, 2008. p. 183.

[3] Jonathan, Rosenbaum. Discovering Orson Welles, Berkley California, University of California Press, 2007. p. 178—180.

[4] Micheal Barrier Op. Cit. p. 182.

[5] Ibid.  p.187.

[6]  Idem.

[7]  Ibid. p.188.

8] Walt Disney Picture’s, The Three Caballeros, 1942.  4’51”.

[9] Ibid. 12’47”.

[10] De esta secuencia salen personajes que curiosamente tienen un enorme parecido con personajes que Walter Lanz hiciera clásicos, me refiero a Chilli—Willy [1953] y Woody—Woopecker [1940].

[11] Walt Disney Op. Cit. 22’39”.

[12] Ibid. 42’31”.

[13] Ibid. 41’51”.

[14] "En México fue mirada en su estreno con total indiferencia, duró apenas una semana en cartelera, pero el estallido se produjo cuando la película comenzó su gira triunfal por los países latinoamericanos. En Buenos Aires, que no es una ciudad que pueda decirse que ame los motivos mexicanos, duró seis meses en exhibición." Jacqueline Mouesca, Erase una vez el cine: diccionario. p. 248

[15] Walt Disney Op.Cit. 42’47”.
[17] Ariel Dorfman y Armand Matterlart, Para leer al Pato Donald— comunicación de masas y colonialismo, Siglo XXI, Buenos Aires, Argentina, 1994. p. 58.
[18] Walt Disney Op.

Cit. 49’48”.

[19] Ibid.

52’08”.

[20] Ibid.

58’41”.

[21] Ibid.

1:01’36”.

[22] Ibid.
1:03’47”.

[23] Ibid.
1:04’08”.

[24] Ibid.
1:09´15”.

[25]  Ariel Dorfman, Op. Cit. p.12

2 comentarios

Carla Renée -

Gracias por el comment, ups! solo lo subí y olvide poner el autor, a veces pasa...Pero como veras es mio, ya esta corregido por que tenía uno que otro parrafo fuera de su lugar. Espero no este muy difuso... a veces debrayo demasiado. Y la verdad se quedaron muchas cosas en el tintero que luego retomaré. Que onda con tus artículos? Es facil de subir, solo da click en "Publicar articulo" en la parte superior derecha.

karate pig -

Brandon? Reneé?.... Juncia?

Me parece un texto muy chilaquil, ya era hora de poner a disney en su lugar, la cinta llega a ser denigrante por momentos (sobre todo esa histérica escena de "muchachas bonitas...mchachas bonitas")
gracias por el texto