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La Simbología en el Shinto y el Budismo japoneses

La Simbología en el Shinto y el Budismo japoneses

(Ponencia presentada dentro del ciclo de conferencias "El Hombre y lo Sagrado").

Hildebrando Castro Garibay.

Buenas tardes. De primera mano agradezco a ustedes su asistencia e interés en esta ponencia, en la cual se expondrán, de un modo monográfico, los elementos más importantes de las dos religiones arquetípicas de Japón: el shintoísmo y el budismo.

[2] Comenzaríamos tal vez esta ponencia con una serie de aclaraciones importantes que hacen que nuestro conocimiento sobre el tema se vuelva más exacto y más profundo, sin embargo, en lugar de exponer sintéticamente dichas aclaraciones, he preferido indicar primero cuáles son las religiones presentes en Japón y cuál ha sido su evolución histórica, para ir develando gradualmente, y a lo largo de mi exposición, dichas aclaraciones.

 

¿SÓLO DOS RELIGIONES?

Sería incorrecto pensar que en Japón sólo existen el shintoísmo y el budismo como únicas expresiones religiosas. [3] El cristianismo, que se instauró a mediados del siglo XVI, cobró desde sus inicios miles de conversos, los cuales se fueron incrementando a lo largo del llamado “siglo cristiano”. Sin embargo, es pertinente indicar que es muy probable que esos primeros cristianos no hayan sido fieles devotos del cristianismo en su forma más pura, y hayan entendido al cristianismo como una nueva forma de budismo que estaba llegando desde lejanas tierras. [4] Por otro lado, también es importante señalar que tras la expulsión de los iberos de tierras niponas, con la consecuente prohibición del cristianismo, éste se redujo al protestantismo holandés existente en la isla artificial de Dejima, en el circuito de Nagasaki, y a las expresiones convalecientes de cristianismo que se mantuvieron ocultas durante más de 200 años, [5] los kakure kirishitan ( れキリシタン, “cristianos ocultos”) y que se redimieron con la llegada de los norteamericanos y europeos en el siglo XIX, algunos reincluyéndose a las filas de la iglesia romana y otros siguiendo, por su cuenta, sus propios cultos modificados.

Un revuelo sorprendente, sin embargo, han causado polémicas interpretaciones recientes que han visto una conexión primitiva entre el cristianismo nestoriano y sus distintas ligas en China, Corea e incluso Japón. En caso de ser verídicas dichas interpretaciones, el cristianismo no sólo ha estado presente en el archipiélago nipón desde el siglo XVI, sino tal vez antes. [6] El nestorianismo parece ser que fue recibido sin mucha hostilidad por los chinos Tang en el siglo VII, pero tuvo muy poca difusión en los siguientes siglos, al grado de que poco a poco fueron perdiéndose los nexos de los escasos centros cristianos de la Ruta de la Seda y el este de Europa. [7] Con mayor razón es dubitativo el pensar en una tempranísima cristianización del lejano Japón cuando estos eventos ocurrieron en la parte meridional y occidental de China.

En caso de sonar demasiado pretenciosas dichas interpretaciones, lo que sí es seguro es que durante más de 450 años han habido ejemplos concretos que van desde un incipiente cristianismo en el siglo XVI emprendido por lusitanos, a una nutrida variedad de cultos cristianos en la actualidad japonesa, los cuales, a su vez, oscilan de la diversidad de sectas protestantes, tan comunes hoy en día, hasta a los católicos romanos.

El cristianismo en Japón es un tema muy socorrido dentro de las investigaciones del contacto entre Europa y el Este de Asia, pero desgraciadamente se suele estudiar sólo la parte llamativa y de mayor movimiento intelectual y social durante los siglos XVI y XVII, mientras la parte oculta, es decir la de la pervivencia del cristianismo durante la política de aislamiento sakoku ha sido dejada de lado, y en lo particular, creo que presenta múltiples vetas de estudio. Sin embargo no es el caso que ahora nos atañe, una vez hecha esta primera apreciación, veamos ahora las dos religiones que nos preocupan.

 

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL SHINTÔ.

[8] El shintoísmo, por su parte, mejor llamado shintô, significa por sus siglas “el camino de los dioses” en donde el primer radical, [9] shin, tiene esa implicación que envuelve a lo no humano, lo supranatural, lo sagrado, mientras que el segundo, , aunque entendido como “camino”, “senda” o “metodología”, guarda un símil con el Dao del daoísmo chino. De tal suerte, la palabra shintô vendría a significar también “El Dao de los Dioses”, terminología que creo yo más convincente porque la palabra Dao implica algo más que un mero camino a seguir y es, en muchas maneras, harto difícil de explicar con pocas palabras. [10] En algunos estudios sobre el daoísmo, por cierto antes conocido como “taoísmo”, Dao vendría a ser el sentido de la existencia y la consonancia entre Yin y Yang, la razón de ser de la naturaleza y hasta del universo mismo, aunque no entendido sólo como cosmos sino también como caos debido a la necesidad del uno por su contraparte dual. Dao es así la ausencia de la dicotomía y la síntesis de ambos principios duales, y el shintô, de tal modo, busca unir la división entre lo divino y lo sagrado de lo profano y humano, búsqueda de todo ser profano pero alcance sólo de los iniciados, es decir, los sacerdotes shintô.

            [11] Por otro lado, este razonamiento se acerca bastante a la aproximación histórica que centra el pasado del shintô en los cultos locales del archipiélago japonés, ligados al totemismo de las islas de Polinesia, pero adaptadas con una sistematización propia del continente, lo cual remodeló dichas creencias mágicas en una religión más estable y consistente. Incluso el poblamiento de Japón por esas constantes oleadas de inmigrantes mongoloides, los cuales tendrían un cierto conocimiento del daoísmo chino, previo al siglo III a.C., provocarían un temprano mestizaje que darían como producto una religión lo suficientemente distinta de los sistemas religiosos de su periferia.

La hipótesis anterior tiene su fundamento en dos principios que otorgan cierta identidad propia al shintô. El primero es que si shintô es el “Dao de los dioses”, entonces la idea de un Dao o Dô ya tenía una implicación cuasi religiosa que otorgaba una distinción metodológica en cuanto al tratamiento, en este caso, de lo divino y lo sagrado. [12] La segunda es que a pesar de que existen divinidades específicas dentro del panteón shintô denominadas kami, también existe el principio de la divinización de cualquier elemento, incluso no sólo los seres vivos en general, sino de cualquiera de los elementos presentes en todas sus formas, tales como el viento, la lluvia, una piedra o una montaña. Así, aunque el principio de sacralidad está presente desde el principio en todo el universo, el hombre necesita descubrirlo y a su vez los elementos deben redescubrirse a sí mismos o bien demostrarse al hombre, para formar una consonancia que se transmute y se transmita hacia los planos superiores, razón por la cual se le ha catalogado al shintô como un animismo evolucionado o como una religión paralela al “naturalismo” daoísta.

Es importante entender que en el shintô no todo es divino, pero el principio de divinidad está presente en todas las cosas y seres vivos de la naturaleza, por tanto el único deferente entre ambos estadios es el potencial de divinidad, alcanzado, claro está por aquellos dioses denominados kami. [13] Por otro lado, estos kami no necesariamente son expresiones del presente continuo, sino que acaso también pueden ser una suerte de reencarnaciones de personas pasadas que han venido a auxiliar en la labor de equilibrar el estado del universo, algo que vendría a demostrar un origen continental del shintô, al semejarse mucho al confucionismo en cuanto a veneración al pasado, y al daoísmo en cuanto a veneración de la naturaleza.

Ahora bien, en el shintô estos kami tienen una función específica: guardar constantemente el principio de sacralidad y el equilibrio (acaso entre el caos y el cosmos), y aunque se les pudiese considerar meramente como guardianes protectores, sin embargo, es difícil su clasificación. Genéricamente hablando, un kami es igual de importante que otro si es que de una jerarquización estable y consistente nos referimos, no afectando a lo anterior su condición de “vivo” o “no vivo”, de animal o inanimado, pero aún así, algunas divinidades parecieran ser más importantes en todo el panteón shintô. Por ejemplo el dios Susanô-O, entendido tal vez como el principio de la masculinidad, la virilidad, etc. y la diosa Amaterasu su contraparte femenina y delicada, simbolizan una de las dualidades más importantes del shintô, dualidad que, como ya dijimos, es parcialmente aparente: el uno sin el otro no existen, no tienen cabida individualmente ni siquiera en los mitos de la formación de Japón. [14] Si lo anterior es válido para las divinidades más significativas lo es más para las que originaron todo lo conocido: Izanagi e Izanami el padre y madre de “todo  bajo el cielo”, los primigenios padres de Japón.

Curiosa resulta así pues, la personificación del Yin y el Yang en Izanagi e Izanami así como de los elementos, la humanización de las cosas y la cosificación de los hombres: es un animismo en cierta medida reversible porque transforma a los unos en los otros y los otros en los unos, pero no por una degradación o por un sentimiento de perennidad, sino porque lo divino es estable y la estabilidad es sinónimo de protección. ¿Hasta qué punto una nación en constante cauce de guerra ha necesitado de dioses que le protejan y le recuerden con ahínco esa constante aspiración a la estabilidad, la armonía y la tranquilidad? ¿O acaso no será que el shintô sensibilizó desde un principio a sus creyentes en la susceptibilidad de lo construido por el ser humano, caótico y belicoso, por subyugarse a una armonía que trasciende el efímero existir de los hombres? Son preguntas que aún no se contestan de un modo definitivo pues la filosofía de las religiones tiene aún mucho trabajo por hacer.

Algunos autores refieren incluso que el shintô, aunque parecido de lejos con el panteísmo arcaico helénico por tener esa propensión a la personificación de los fenómenos, carece de esa tragedia tan propia de la cultura griega. El shintô es el camino del compromiso, de la armonía con Natura, del estado más primitivo del hombre no tanto por las cuestiones científicas o tecnológicas, sino por el apego inmediato con la divinidad. No es que en el shintô haya un Dios omnipresente, sino que el estado de divinidad en potencia se encuentra en todo, lo cual no quiere decir que todas las cosas sean dioses.

[15] Lo anterior es muy importante de destacar, subrayar y comprender, ya que los ajenos al shintô creen que es un animismo que identifica la divinidad en todas las cosas, pero no es que todas las cosas sean divinas per se, sino que necesitan una demostración palpable de su divinidad para que el hombre se dé cuenta de la auténtica divinidad que contienen. En ocasiones una localidad señala como kami a algún objeto porque este ha demostrado su valor en alguna situación de crisis, pero para el ajeno a dicha localidad, tal objeto no dista de ser una cosa común, razón por la cual también se le ha atribuido cierto totemismo. Por tanto, no es un error decir que todas las cosas y seres vivos se encuentran en un estado de divinidad latente, sin embargo no todo es ni sagrado ni mucho menos divino, de ahí que haya símbolos que nos acerquen a lo sagrado y que demuestren en un lenguaje común qué objetos-personas-animales-fenómenos-hechos son sagrados cuáles no lo son.

 

LOS SÍMBOLOS MÁS IMPORTANTES DEL SHINTÔ.

[16] Aunque abundante en simbología, el shintô tiene algunos elementos comunes dentro de la liturgia que evitan que de una religión se transforme en una multiplicidad de ritos locales menores. Dicho de otro modo, la existencia de estos símbolos mantienen la cohesión interna del shintô. Entre otros podemos mencionar:

¨      El Sol: [17] Es el símbolo más representativo de la diosa Amaterasu. Esta diosa, curiosamente, es una de las poquísimas expresiones femeninas de las divinidades solares en el mundo. Si la mayoría de los dioses solares son masculinos, viriles, guerreros, devoradores y destructores o bien creadores y dadores de vida, Amaterasu es tímida, delicada, bella pero escurridiza, se esconde en la cueva y no osa salir hasta que a base de seductores cantos y danzas le obligan, por su curiosidad, a salir. El sol así, y con ello Amaterasu, es representado a su vez con un disco [18], a veces amarillo pero las más de las veces rojo, lo que nos hace pensar en que al pueblo japonés le interesaba mucho el sol que despierta, el que nace, el que inicia, más que el sol que estando en el cenit es cálido y brillante, o por otro lado el sol moribundo del crepúsculo. Obviamente el sol también es el que dio nombre al archipiélago japonés: Nihon, el país del origen del sol, esto porque según su mitología, la cueva donde se escondió Amaterasu estaba en Japón, y de ella salió, pero en un curioso juego de palabras y términos también es el país del sol naciente.

¨      El “espejo”: [19] Los espejos o discos representan según la mayoría de las interpretaciones al sol mismo. La recarga de sacralidad de este artículo tiene su fundamento en el mismo principio de reproducción según el cual cualquier cruz cristiana es sagrada para los cristianos: representa la cruz original donde murió Jesús. Así pues cualquier disco así sea de bronce o madera, representa al disco solar y, por tanto, es sagrado.

¨      La espada: [20] Más que un símbolo bélico, la espada es un símbolo de las consecuencias de la belicosidad: Victoria sobre derrota. Podríamos entender esta victoria como la de la casta de los dioses por sobre la escoria en la búsqueda de la armonía: El dios Susanô-O venció a la serpiente de ocho cabezas con una espada para salvar a una doncella, y en el cuerpo de la misma encontró otra espada la cual heredó a la descendencia de su hermana, la diosa Amaterasu, es decir, heredó la victoria celestial para delegarla a los gobernantes de Japón, los emperadores.

¨      La cuerda: [21] Generalmente hecha con pajas de arroz o con algodón. Si está suspendida es un divisor de geografías. Lo que está afuera pertenece a la geografía humana, donde tiempo y espacio son medidos con unidades imperfectas inventadas por el hombre. Lo que está dentro de esta división originada por la cuerda es atemporal, es puro o purificable y por tanto es en potencia divino. No sólo hay cuerdas en los templos, sino incluso en la localidad que rodea al santuario shintô, lo que podría interpretarse como una señalización: “A partir de aquí es territorio sagrado”. Como dato curioso les estaba impedido el paso a las personas contaminadas de alguna u otra forma a este “terreno sagrado”, tales como los criminales, las clases más bajas de la sociedad japonesa o las mujeres mientras estaban en su menstruación.

Ahora bien, si está encordada en el arco o, en casos raros en algún instrumento de cuerda, por el peso de sacralidad que contiene ahuyenta eficazmente a los demonios y seres indeseables para purificar un lugar, generalmente pequeño, de ahí que en algunas ceremonias, como la del Año Nuevo, sea tañido un arco en los cuatro rincones de la casa: hay que exorcizar los malos recuerdos y alguno que otro fantasma.

¨      El portal torii: [22] Básicamente el torii es un portal. Tiene una figura muy característica que pareciera simularlo con una percha horizontal para que reposen las aves y bajo su techo se resguarden del viento y de la lluvia. Lo anterior es resultado de la consideración divina de las aves en el shintô: ellas son el mensajero idóneo con lo divino. Con su característico tono rojo interactúa junto con la cuerda para indicar que a donde se esta ingresando es territorio puro, territorio sagrado. Cabe destacar que algunos templos budistas adoptaron también el torii con los mismos emolumentos, e incluso hay quienes quisieran observar un pasado hindú de este “portal” en el torana hinduista.

¨      La sal: [23] Uno de los elementos ocupados para purificar además del agua. La sal absorbe los elementos impuros muy al estilo de los actuales “cuarzos”. La sal es un elemento indispensable en cualquier ofrenda shintô y su uso se comparte en las competencias de sumô, en donde los sumôtori arrojan puñados de sal para limpiar el terreno de combate, prueba tangible de la conexión entre este sistema de lucha y los antiguos rituales que implicaban sacrificios tras la lucha de dos contendientes en pos del orden y el equilibrio.

¨      El agua. Otro de los elementos purificadores, común a muchas otras religiones. En el shintô el agua juega un papel primordial pues lava igual escorias menores así como en los rituales más complejos de purificación. Su acción limpiadora, atemperadora y dadora de vida no necesita mayor explicación salvo que en Japón casi todo lago o riachuelo, por minúsculo que fuere, era considerado sagrado aún en el siglo pasado.

¨      El alcohol sake: Muy ocupado en conjunto con los panecillos de arroz y flores con plantas verdes en las ofrendas. La liturgia shintô aprecia mucho este licor pues está elaborado con el cereal más importante para el pueblo japonés, el arroz.

¨      Las montañas y peñones: [24] Son la huella de la estancia de los dioses, en ocasiones su morada. En las montañas y en sus bosques se concentran los grandes misterios de la vida. En la oscuridad de su boscoso manto se ocultan fenómenos incomprensibles para el hombre, y también, en ocasiones, son cobijo para los demonios y seres supranaturales contra los cuales los héroes y los dioses deben luchar, lo que las transforma en campos de batalla. Las piedras grandes apostadas en los caminos también señalaban antiguamente que tal o cual montaña estaba consagrada a la memoria de algún kami y podían ser receptáculos para minúsculas ofrendas de los viajantes, por lo que, una vez más se transformaban no sólo en señales, sino en objetos sagrados por sí mismos: Sagrada la montaña y sagrada la piedra que la señala.

¨      El color rojo y el blanco: [25] Aunque hay toda una simbología de los colores en el shintô quizá los más importantes son éstos. El uno el color del sol, el otro el color de la pureza. Algunos autores refieren que la sal y el arroz tienen este argentino color, de ahí deriva la recarga semántica y el peso de sacralidad que se le otorga a este último. Como quiera que sea ambos colores han sido y son la representación del pueblo japonés y los sacerdotes y sacerdotisas los visten para, una vez más, demostrar visualmente la división entre lo sagrado y lo profano. La palabra Kôhaku, es decir rojo-blanco, por otro lado, indica la combinación de ambos colores para denotar un estado de celebración y alegría, en oposición con la combinación negro-blanco la cual indica luto. El rojo-blanco es así sinónimo de vitalidad, energía, pero no en un mero terreno profano, sino en el de una situación que no olvida la eternidad de lo sagrado.

¨      Las tiras de papel shide: [26] El papel es un elemento importante porque aunque frágil es también flexible, se le usa para limpiar de la suciedad y es blanco, es decir, contiene el color de la pureza. Parece ser que las tiras de papel son así cortadas y plegadas para que, en caso de llevarse en un estandarte o colgarse de una cuerda, produzcan la mayor cantidad de sonido posible con el viento o al agitarlas, situación sonora muy venturosa para ahuyentar a los malos espíritus y, una vez más, delimitar el terreno sagrado y puro del profano y propenso a contaminarse.

¨      El arco. [27] Al igual que la espada, más que un arma en este caso el arco es un instrumento que más que musical se tañe con una adecuación religiosa. El arco es símbolo de los héroes que vencieron a los demonios y antiguamente la casta guerrera se esmeraba en el adiestramiento de su uso con el objeto de vencer no sólo a los enemigos mortales, sino también auxiliar a los poderosos dioses en su gesta en contra de los perturbadores del orden. El arco es conducto a la armonía.

 

Ahora bien, estos símbolos forman parte del rubro de las cosas que han expresado su condición de kami, pero así como han habido “héroes” que han vencido a monstruos, o bien gobernantes que ganaron en batallas y por ese hecho se transformaron en divinidades, no debemos dejar de lado dos símbolos humanos:

¨      Los sacerdotes y sacerdotisas shintô: [28] Cumplen el papel de intermediarios entre los hombres profanos y las divinidades. Sus servicios ayudan a las divinidades a mantener el orden y a los hombres comunes a estar bien con las divinidades. Al ser los interlocutores de los kami deben conocer su lenguaje, lo que los eleva por encima de la gente ordinaria. En la antigüedad gozaban de un gran respeto, y aunque dicho respeto no se perdió con la llegada del budismo ni con la industrialización de Japón, es un hecho que en la actualidad son pocos los hombres y mujeres que deseen convertirse en sacerdotes shintô.

¨      El tennô, el emperador de Japón: [29] Hasta antes de la proclamación de que el tennô era un hombre ordinario, declaración hecha por el emperador Hirohito tras la rendición de Japón a EUA, el emperador era una figura divina en vida de suma importancia, pues era el heredero directo de Amaterasu, y, por tanto, de Izanagi e Izanami, los creadores del mundo. Aún en la actualidad la gente le tiene gran simpatía a la familia real al igual que en Inglaterra debido a que más que un símbolo religioso, es un símbolo nacional. Esto no quita para que durante las ceremonias shintô en la casa imperial el tennô en turno juegue un papel vital.

 

Veamos ahora el caso de los budismos japoneses.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS BUDISMOS JAPONESES.

[30] Efectivamente, no es posible hablar de un solo tipo de budismo que haya estado presente en Japón a partir de su introducción en el archipiélago en el 538 d.C., puesto que desde su dispersión desde la lejana India del siglo VI a.C. han existido decenas de escuelas que han progresado las unas y se han extinguido las otras.

En primer lugar haría falta indicar que la mayoría de los estudios históricos de  Japón elaborados hasta hace unos treinta años consideraban al budismo Mahayana como el único que había sido introducido en el archipiélago, pues trazaban el linaje de las diferentes escuelas o sectas budistas hacia un único tipo de budismo derivado de China y transmitido a través de Corea [31], pero ahora sabemos que esto no es cierto, pues la constante reinterpretación de los sutras por parte de los monjes budistas japoneses, y la búsqueda de reformar sus respectivas escuelas originales, propiciaron que de Japón viajaran a China varios de estos reformistas y regresaran a su patria con no sólo nuevos estilos de Mahayana, sino incluso nuevas interpretaciones de las otras ramas. Por tanto, considero más apropiado hablar de los budismos de Japón como una nueva forma de entender la diversidad de comprensión religiosa de la realidad budista japonesa.

Primero es imprescindible entender las diferencias de cada una de las tres grandes divisiones del budismo, sus tres grandes troncos: el Mahayana, el Theravada y el Hinayana. El Budismo Mahayana [32] es el gran tronco que se dispersó por el norte de la India y penetró profundamente en la cultura china. Esta forma de budismo, presumiblemente la más original en cuanto a que persigue los puntos más importantes del budismo de la época de Shakyamuni y además resulta ser la más difundida en el mundo, difiere principalmente de las otras dos en que ocupa una cantidad definida de sutras que, sin embargo, son reinterpretados constantemente. Otra gran diferencia con los otros dos troncos subyace en la necesidad de demostrar compasión, la cual es importantísima para alcanzar la iluminación, y en que la iluminación puede ser alcanzada en el lapso de una vida de entrenamiento arduo, lo que vuelve casi sinónimos los términos Iluminación con Salvación.

[33] Por su parte, el Hinayana, mejor llamado Theravada, o también Nikâya, es un budismo que se separó de los mahayanistas en los primeros años de la propagación del budismo tras la muerte de Shakyamuni, por considerar las escrituras mahayanas como ausentes de la verdad en la Iluminación. Una de las principales diferencias con sus otras dos contrapartes reside en la enorme cantidad de reglas que siguen los monjes para ser aceptados como tales, así como también la gran cantidad de años de entrenamiento, cerca de veinte, que se necesitan para ordenarse. Por otro lado, en Theravada se intentó recrear un canon que englobara todos los discursos atribuidos a Shakyamuni para sí formar una liturgia que no se saliera de la regla. Por tanto, es quizá el budismo más estricto que existe pero el que parece adecuarse más a las tradiciones arcaicas. Incluso aún persiste la costumbre de que el monje debe utilizar dos prendas características, la azafrán y la bermellón, además de, claro está, tener una vida casta y rapar su cabeza. Este tronco se ubicó en el sur de la India y el sureste asiático, donde actualmente pervive.

[34] En últimas instancias, el Budismo Vajrayana es un tipo de Budismo Tántrico que adecua las creencias previas, existentes sobre todo en Nepal y el Tibet y las une con las enseñanzas budistas para formar el budismo que más expresiones mágicas tiene en la actualidad, aunque muchos especialistas sostienen que en realidad es un tipo de Mahayana que mezcló desde sus principios la magia indígena de la región con las enseñanzas budistas.

[35] En la actualidad, de igual modo, es difícil identificar un número exacto de escuelas o ramas del budismo en Japón ya que constantemente hay rupturas con las escuelas “clásicas”, rupturas propiciadas sobre todo por jóvenes que constantemente están reinterpretando al budismo y su parte litúrgica. No obstante lo anterior es importante señalar que las escuelas más importantes en la historia de Japón han sido:

v  [36] Las primeras Seis sectas de Nara: Importantes no porque tengan una gran difusión en la actualidad, sino porque fueron las que introdujeron al budismo Mahayana y Theravada a Japón en los siglos VI, VII y VIII d.C. A saber son las siguientes:

¨      Sanronshû ( ): En chino Sanlun o secta de las “tres tesis”, fue una secta que enunciaba el relativismo de la percepción humana. Llevada en el 625 d.C. desde Corea por el monje coreano Ekan hacia Japón donde tuvo problemas para asentarse.

¨      Jôjitsushû (成 実 宗 ): La secta del “establecimiento de la verdad”. Al ser fundada por el mismo Ekan, nunca fue considerada una secta autónoma aunque forma parte de una de las seis sectas originales de Nara. Parece ser que el fundamento de esta secta era el budismo mal llamado Hinayana, ahora conocido como Theravada y cree firmemente en la verdad de los sutras pues de ellos emana la sabiduría del Buda Shakyamuni.

¨      Hossôshû o fa xiang zong ( ): Fundada por el monje chino Tsu En, Toen en japonés, era una secta fundada en el 653 d.C. en Japón que proponía la “sólo conciencia” en la preservación del conocimiento, en cierto sentido bastante cercana a las proposiciones del budismo chan chino que después vendría a ser la Zenshû.

¨      Kushashû ( :): Aunque nunca se le consideró como una escuela autónoma, sino como una subsidiaria de la Hossôshû, es tomada como una de las seis sectas de Nara primigenias. No se sabe quién fue su introductor a Japón ni en que momento lo hizo, pero es probable que fuera hacia finales del siglo VII d.C. o principios del VIII.

¨      Kegonshû ( : ): Fundada en el 736 d.C. cuando Rôben un monje de la rama Mahayana, invitó al monje chino Shen Hsiang, o Shinjô en japonés, para que ofreciera una serie de pláticas sobre el Sutra Avatamsaka, suceso que marcó el inicio de una nueva interpretación del budismo de Rôben.

¨      Ritsushû ( ): Fundada en la segunda mitad del siglo VIII d.C. por Jianzhen, o Ganjin en japonés, fue una secta que pervivió hasta finales del siglo XIX, cuando se le unió a la secta Shingon. Sin embargo en la actualidad lucha por su autonomía. Parece ser otra secta derivada del budismo Theravada.

[37] Tras la aparición de las anteriores sectas, el budismo comenzó, con mayor ímpetu, a cobrar fuerza en Japón, ganando mucho terreno al shintô. Veamos primero cuales fueron estas sectas para luego analizar hasta qué punto pertenecen todas a un mismo tipo de budismo, como pretenden los estudios superficiales:

v  Shingonshû ( ): La “Secta de las verdaderas palabras”. Fundada en el 805 d.C. por Kûkai (774-835) también conocido como Kôbô Daishi, un tipo de budismo diferente a los demás pues está fundamentado en el budismo Vajrayana, es decir el budismo tibetano, el cual está repleto de fórmulas mágicas que consiguen la extirpación de los males a través de las sílabas conocidas como mantra, de los signos con las manos conocidos como mudra y de las pinturas conocidas como mandala. Los detractores de este budismo lo consideraban demasiado mágico y poco consistente. Cabe destacar que se atribuye a Kûkai la invención de los silabarios que se ocupan actualmente en el japonés.

v  Tendaishû ( ): La “Secta del Sutra del Loto”, una de las sectas más importantes por ser aquella que gozo de la protección de las clases superiores en el Japón antiguo. Fundada en 805 d.C. por Saichô, de inmediato se difundió por los estratos de la nobleza lo que la convirtió en una secta muy influyente, principalmente opuesta a la Jôdoshû y a la Nichirenshû. De Tendai surgieron muchas sub-sectas, pero es importante también el papel de mediadora entre la religión budista y el shintô, pues dentro de la enorme cantidad de reajustes que hicieron los monjes Tendai a su versión china, se incluyen una aceptación del panteón shintô argumentando que los kami son lo mismo que los budas anteriores, solo que con nombres distintos.

v  Jôdoshû ( ): O “Secta de la Tierra pura”, es una secta que tuvo desde sus inicios un enfoque de masas, dirigida a las clases populares y con una amplia gama de variaciones locales. Fue fundada por el ex monje Tendai Hônen (1133-1212) en 1175 d.C. Promueve el uso de los sutras entonados en conjunto, principalmente el Nembutsu, así como las pláticas constantes de los monjes hacia las congregaciones de fieles. Es un budismo que aunque con una parte crítica, acepta sin remordimientos algunos dogmas del canon budista e incluso, en algunos rasgos, se parece bastante al cristianismo actual (a tal grado que en los templos budistas Jôdo de la Cd. de México se le llama “reverendo” al monje oficiante).

¨      Jôdoshinshû ( ,): La “Secta de la Verdadera Tierra Pura”, es una sub-secta que se separó de la anterior. Fue fundada por Shinran (1173-1263) en 1224 tras el destierro y muerte de su mentor Hônen. Al igual que la Jôdoshû pone mucho énfasis en la Nembutsu y manifiesta una atención principal no al Buda Shaka, es decir el histórico, sino al Buda Amida, un Buda supuestamente anterior que mora en la Tierra Pura. Es actualmente una de las sectas más populares de Japón pues a su vez originó mas sub-sectas como la Ikko-ikki, la Chinzei, etc.

v  Nichirenshû ( : ): La “Secta de Nichiren (1222-1282)” fue fundada por este monje en 1253 y es famosa porque su fundador, el predicador del Sutra del Loto, fue un fiero competidor de las otras sectas, de quienes decía estaban enviando al lado equivocado a los creyentes. Nichiren incluso se metió en líos políticos que le condujeron a un intento de ejecución fallido, lo que, irónicamente, le aportó más seguidores. Para colmo hizo algunas predicciones fundamentándose en el Sutra del Loto que coincidieron con algunas catástrofes naturales, lo que aumentó su popularidad. El rosario (juzu) de cinco borlas que asemeja al cuerpo del ser humano es uno de los iconos más conocidos de esta secta, la cual es de las más famosas en América y Europa, y se encuentra muy difundida actualmente en todo el mundo. Es célebre, de igual modo, por establecer una institución conocida como Sôka Gakkai, la cual además de colectar adherentes y por supuesto apoyo económico, también incluye dentro de sus quehaceres cotidianos de promoción de su interpretación del budismo pláticas con los jóvenes y actividades lúdicas que invitan a la convivencia social tales como talleres y exposiciones comunales, a pesar de que en el pasado era una de las sectas más intolerantes y agresivas hacia otras sectas budistas y hacia los cristianos.

 

[38] Es importante indicar que algunas sectas, tales como la Jôdoshû y la Nichirenshû tienen toda una construcción dogmática lo suficientemente bien estructurada que las transforma en religiones institucionales, con una liturgia propia distinta la una de la otra, y también con elementos e instrumentos para dichas liturgias muy diferentes entre sí. Por ejemplo, El uso de rosarios es común a la mayoría de las sectas budistas en el mundo, pero la Tendaishû, en lugar de ocupar cuentas en forma de esferas pequeñas, las suyas son lunetas. Por otro lado hay muchos sutras que no sólo no son ocupados por otras escuelas, sino incluso atacados y menospreciados. Esto provoca que, aunque budismos por la creencia en Buda, en budas pasados y en la budeidad o potencialidad de iluminación, en cuanto a sistemas de pensamiento son lo sobradamente distintos como para considerarlos distintas clases de budismos.

Ahora bien, tras los primeros siglos de existencia de budismo en Japón, vino un periodo de cuestionamiento del budismo que se transformó una decadencia de las sectas del continente, y un replanteamiento de las del archipiélago. En efecto, En China y Corea las decenas de sectas budistas que existían perdieron fuerza frente al Confucionismo institucionalizado y al Daoísmo práctico. En Japón, muchos monjes de las distintas sectas existentes hacia los siglos XI y XII empezaron a buscar con avidez el viajar a los lugares más remotos de China para encontrar la verdad que aún no encontraban en su propia liturgia. Por tanto varios de ellos se transformaron a su vez en fundadores de nuevas escuelas que revitalizaron la práctica de las decadentes escuelas budistas chinas. Las más importantes son las herederas del budismo Chan, conocidas como Zen en Japón.

[39] El budismo Chan, a su vez un derivado del tronco Mahayana, es producto de un mestizaje temprano entre el naturalismo daoísta y el budismo hindú en el siglo cuarto de nuestra era. Se presume haber sido importado por un monje persa, entrenado bajo el riguroso sistema hindú de liberación, propio de los yogi, que sin embargo aplicaba las enseñanzas al budismo, el famoso Bodhidharma. Aún no es muy clara la figura real de dicho monje, se decía que aunque tenía un pasado persa o de las estepas asiáticas, logró viajar a la India a través de la Ruta de la Seda en donde conoció el entrenamiento físico de algunas escuelas de hinduismo y lo unió con el entrenamiento mental del budismo, el cual por cierto estaba en una etapa de crisis. Pronto, Bodhidharma decidió cruzar la barrera del Himalaya, presumiblemente rodeándola por la zona tocaria aunque algunos tradicionalistas quisieran verle cruzando por los montes del sur del Tibet. El caso es que llega el monje a la parte sudoccidental de China y empieza a instruirse en alguna de las sectas ahí existentes, tal ves la del Loto Blanco por el rigor físico de esta última. Una vez finalizado su entrenamiento decide fundar una escuela de budismo donde se alcanza a observar una notoria influencia del daoísmo chino y del escepticismo que imperaba en aquella época, lo que nos conduce a pensar que ambas características fueron mezcladas si bien no por Bodhidharma, sí por algún discípulo suyo. El caso es que tras siglos de evolución logró permearse el conocimiento del budismo chan en la escuela Tendai japonesa y algunos de los maestros de dicha secta mandaron a sus discípulos al continente, en una época en la cual el propio budismo chan ya entraba en un periodo de crisis. Por tanto, podría decirse que la mente de los monjes japoneses rejuveneció y reinventó al chan chino y lo tradujo al budismo zen japonés:

Zenshû (

 

v  ): [40] “Secta de la meditación”. Una secta muy famosa del budismo japonés que incluso ha llevado a pensar a quienes desconocen del tema que es la única existente en Japón. Tiene su origen, como ya dijimos, en cuanto a ejercicio de meditación en la India, y en cuanto a postulados ideológicos en la China del siglo V d.C. Al contrario de algunas de las demás sectas es “interiorizante” e individualista, en donde no existe una promoción al diálogo con abundancia de palabras y por tanto, no existen conversiones grupales. La Zenshû busca sobre todo el descubrimiento de la budeidad a través de la práctica cotidiana de la vacuidad en la meditación, pero dicho descubrimiento es totalmente individual y el maestro zen sólo actúa como un intermediario entra la eternidad del buda intemporal y el propio individuo. Existían cuatro ramas, de las cuales sólo sobreviven tres [41]:

¨      Rinzaishû o Linji ( ): Fundada por Myôan Eisai (Eisai Zenji) en 1191  después de que este monje se sintiera insatisfecho con la rama Tendai a la que pertenecía y, subsecuentemente, buscara nuevas formas del budismo en China, lo que le llevó a tener un conocimiento del Chan. Esta secta, al igual que su contraparte china linji, una rama del Zen que trata de “despertar”al practicante a través de métodos repentinos, tales como sacudidas o diálogos, en principio incoherentes, denominados mondô y koan, se volvió una de las preferidas por los guerreros japoneses bushi por ser sumamente estricta y disciplinada, fomentando el ejercicio físico de los monjes y el despertar “súbito” de los practicantes.

¨      Sôtôshû ( ): Derivada del budismo chan caodong, el budismo Sôtô fue fundado en Japón por Eihei Dôgen (Dôgen Zenji) en 1233 d.C. Dôgen, en principio, tenía conocimientos del budismo Tendaishû y luego estudió con Eisai, hasta que este falleció. La Sôtôshû es una rama que se apoya más en el ejercicio continuo de la meditación sentada denominada zazen o shikantaza que en el ejercicio del koan, como su contraparte Rinzaishû, además de que es más “amable” en su trato del maestro al discípulo, lo que ha provocado mayor difusión de esta rama del Zen.

¨      Ôbakushû ( ): Una secta fundada en 1661 por Yinyuan Longqi, o Ingen Ryuki en japonés, cuando partió hacia la zona de Nagasaki para formar una comunidad budista a petición del ghetto de comerciantes chinos de esa localidad. Una rama que, por ser heredera de la secta Rinzai, se apoya en el ejercicio constante del cuestionamiento de los sutras “clásicos” pero pone un acento característico en la interpretación del budismo de la “Tierra Pura” Jôdoshû. Sólo se ha desarrollado en Japón y escasamente en Europa.

¨      Fukeshû: Una rama que había desaparecido hacia finales del siglo XIX por razones políticas, ya que los monjes itinerantes komuso de esta rama solían utilizar cestos de mimbre en la cabeza en señal de la “no identidad” de los seres humanos y deambulaban por los caminos de Japón tocando una flauta de bambú conocida como shakuhachi. Dicho ejercicio deambulatorio se presume conducía al ejecutante a una constante búsqueda del “despertar interior” y ayudaba a los enfermos a tener una vida más llevadera. Se le menciona aquí porque existen serios esfuerzos en Japón, Europa y EUA por revivir la práctica zen a través de la flauta.

 

Algo que me gustaría precisar y que vendría a ser quizá mi pequeña contribución con esta

jornada, es que, aunque presente en todas las escuelas budistas el sentimiento de religiosidad por su constante preocupación sobre la muerte, la Jôdoshû, por ejemplo, ha volcado sus esfuerzos por encontrar el “paraíso de la Tierra Pura”, donde se encuentra la budeidad, a través de los cantos de los sutras y encontrar en Amida Buda, uno de los tantos budas, la salvación de la humanidad. En contraste, y podría decirse que un contraste tan fuerte como para ser considerado un budismo completamente diferente, a pesar de ser budismo mahayana, la Zenshû o secta Zen busca en la transmisión de mente a mente, es decir del maestro al discípulo, la situación atemporal, y por tanto eterna de la iluminación, convirtiéndose no sólo en una filosofía preparatoria para la muerte, sino en un auténtico sistema de entrenamiento mental que a veces rompe con los cánones de la lógica a la que estamos acostumbrados.

            Esta transmisión “de mente a mente”, del corazón de las cosas al corazón del Buda, es el flujo de la realidad mutable para cualquier humano, pero perenne para el iluminado, tanto así que rompe con la transitoriedad de la vida, de la existencia y con lo efímero. Es el modo en el cual la eternidad “cabe en un grano de arena” y al mismo tiempo transforma al universo en una partícula de polvo.

 

PRINCIPIOS BÁSICOS DEL BUDISMO Y CARACTERÍSTICAS GENERALES A LOS BUDISMOS.

Ahora bien, ¿por qué varios budismos y no un budismo?, ¿es que acaso no son lo suficientemente similares los budismos en Japón como para considerar un solo tipo de budismo? Vemos primero qué cosas tienen en común las sectas expuestas con antelación.

[42] Uno de los principios más importantes que rigen la forma de pensamiento axiomático del Budismo es el de la Mutabilidad. Todas las cosas que existen están en un proceso constante de cambio y las cosas que dejan de existir forman parte de ese cambio. Mutatis mutandis el acontecer existencial no es permanente ni eterno y aunque hay parámetros paradigmáticos mediante el cual los hombres sensibilizan y/o concientizan su existencia y la de su entorno, se sustrae este principio arbitrariamente por comodidad del lenguaje. De tal modo ni yo soy yo pues no he sido “el mismo yo” desde que nací, ni las ideas vertidas en esta conferencia serán las mismas pasado un tiempo; sus ideas contenidas cambiarán y el papel sobre el que se imprimieron dichas ideas desaparecerá.

En ese sentido, el tiempo es considerado como una línea relativa cerrada, en la cual el presente constante es (o mejor dicho “está siendo”) manifestación del pasado y será manifestación en el futuro, según un principio causacional móvil denominado genéricamente karma. De ahí parte que su representación sea circular en la Rueda de la vida, en lugar de recti-lineal, pues toda recta puede prolongarse hacia el infinito o ser seccionada arbitrariamente, mientras que una representación en rueda del tiempo propone la impermanencia estática de un punto que funja como inicio o fin de otro: si tomamos cualquier punto de un círculo dicho punto será a su vez el alfa y omega de otros puntos. En estas afirmaciones el Budismo es bastante coherente con demostraciones geométrico-analíticas del tiempo en la Física y teorías historicistas.

Lo anterior nos lleva a pensar que el fin de una vida no significa en si mismo el fin de las vidas de otros seres. Nosotros debemos morir tarde o temprano para que vivan otros seres, de tal modo la muerte de otros seres representa nuestra vida. De ahí parten afirmaciones tales como “la muerte es vida y la vida muerte” o “no existen ni la vida ni la muerte” pues en principio lo que consideramos existente es mejor dicho impermanente. Sin embargo esta preocupación constante en el budismo es interpretada según algunas escuelas como reencarnación, mientras que otras negarían la reencarnación hasta tal perspectiva que niegan una existencia en un “más allá”. Este punto es base para los cismas ideológicos de varias escuelas.

Según la mayoría de las escuelas budistas es mejor responder a la constante duda de la naturaleza de las cosas sin afirmar ni negar, pues aunque eso está bien cuando se pretende llegar a un sector del conocimiento, el mismo conocimiento, móvil per se, provoca su inoperatividad. Sin embargo hay cierto tipo de afirmaciones, más allá de cualquier demostración que, más que dogmas, podrían proponerse como axiomas en el pensamiento budista, puesto que, aunque se pueden demostrar, es casi inútil hacerlo; y ante todo uno tiene la obligación y el deber de hacerlo constantemente para probar si lo que dijo el Buda es realmente un conducto hacia la iluminación propia. Estos “axiomas”, fundamentos de todos los tipos de budismo son los siguientes [43]:

v  Las Cuatro Nobles Verdades. A saber son:

1.      El sufrimiento: La vida del ser humano esta plagada de sufrimiento pues  el nacimiento, el crecer, la muerte, la enfermedad son muestras de que existe, al igual que la pena, la desesperación, la lamentación, etc.

2.      El origen del sufrimiento: Se encuentra en el deseo. El deseo de tener cosas placenteras, el deseo de preservarlas, el deseo de prolongar su existencia y de que no cambien.

3.      El cese del sufrimiento: Se encuentra en la liberación de los deseos. Más que un dejar de desear es conducirse voluntariamente hacia una liberación.

4.      El método para llegar a dicho cese: Y por consiguiente, de conseguir la libertad, es seguir la Vía Óctuple.

v  [44] La Vía Óctuple. Es una metodología que debe poner en práctica el “buen budista” para poder llegar al cese del sufrimiento y alcanzar la autoliberación del Nirvana. Es también un instrumento para descubrir la esencia de las cosas y poder eliminar el egoísmo, el orgullo, la codicia y la avaricia. Ahora bien, es importante resaltar la relación que existe entre las Cuatro Nobles verdades y la Vía Óctuple en el sentido de “lo justo”, “lo correcto”, en el sentido humano de una coherencia en las acciones, no tanto en el plano ético del bien y el mal. Los budistas suponen que dicho camino no fue inventado por Buda Shakyamuni, sino que fue redescubierto por él pues ya habían habido otros budas anteriores y, del mismo modo, vendrán otros más. Esto plantea la apertura a que cualquiera puede enontrar la liberación si sigue correctamente esta metodología. Aunque octo dividida, la Vía Óctuple plantea tres aspectos en su totalidad, que, en conjunto, no es sino la parte de un todo. Estas partes son:

Sabiduría:

1. La correcta visión y sensibilización de las cosas, la cual conduce a un conocimiento correcto.

2. La correcta intención al hacer las cosas, lo que lleva a una liberación.

Conducta ética.

3. El correcto discurso al momento de emitir un juicio de valor o una opinión.

4. La correcta acción, acorde con la intención.

5. Un correcto estilo de vida acorde con el punto anterior, sobre todo que evite los excesos.

Concentración y meditación.

6. El esfuerzo correcto aplicadas a las acciones correctas.

7. El pensamiento correcto de las cosas, que guía a una visión justa de la vida.

8. La concentración correcta que evita la dispersión de la mente hacia los antojos mundanos.

 

El modo más sencillo de llegar a la Vía Óctuple es a través de los Tres Tesoros [45]:

Los Tres Tesoros. Son el Buda, El Dharma y la Sangha; el Buda en el sentido de que la iluminación, la persona que indicó el dharma, aquél que formó la primer sangha y la posibilidad de encontrar la liberación son una misma cosa. El dharma tiene la implicación de ser el principio de acción reacción de la vida huma, la Ley que rige el cambio, pero también el conjunto de preceptos que rigen a la sangha. Para diferenciar a la Gran Ley de las pequeñas leyes, con frecuencia se ocupa el término dharma para la primera, mientras que los preceptos de cada sangha se denominan según el término pali patimoksha, sin embargo es importante indicar que en realidad los patimoksha derivan de dharma y por tanto son su expresión minúscula. La sangha es la comunidad de monjes que viven bajo una ordenanza común, similar a las reglas de los católicos los cuales viven bajo preceptos muy específicos denominados votos. Dichos preceptos y comunidades son el resultado de un desarrollo de cerca de 2500 años, ya que desde los tiempos del Buda Shakyamuni, han servido de guías para ayudar a la gente a practicar y vivir juntos en armonía. La intención con que fueron diseñados, se concentra en la práctica en relación con otras personas. No son de mucha utilidad si uno vive en aislamiento, como un ermitaño, de tal modo, están orientados principalmente a ser practicados dentro de una sangha. Los preceptos varían de un país a otro, de una escuela a otra, y entre diferentes culturas, según cambian las circunstancias.

 

[46] Ahora bien, esta versatilidad con respecto  los preceptos patimoksha, como expresión del dharma, y la multiplicidad de sanghas que han existido en la historia del budismo, es lo que provoca su gigantesca variabilidad. La percepción del budismo como uno sólo con muchas variantes tiene su fundamento en que aunque muchas las sanghas y muchos los patimoksha, el Buda es uno sólo. Desde un punto de vista histórico, también se sustenta en que aunque han habido rupturas entre las comunidades, dichas comunidades nunca han llegado a resultados tan catastróficos como los de sus comparativos cristianos. Sin embargo, como ya se explicó anteriormente, son tantas las diferencias que tienen las expresiones budistas tan sólo en Japón que es inconsistente hablar de un budismo en dicho archipiélago. Resumamos las diferencias:

v  Aunque en el budismo no hay algo tal como una evangelización, la Secta Jôdo y sus ramas demuestran una tendencia hacia las pláticas públicas del sacerdote con la comunidad lega, lo que además incluye cantos comunales de los sutras. Esto no es algo frecuente en las sectas zen, donde la actividad oral se reduce al mínimo y el sistema es más bien de tipo actitudinal, reservado e interno.

v  Aunque los sutras son la palabra de Buda y de sus seguidores, algunos de ellos son discriminados en algunas escuelas budistas mientras que otros son muy apreciados. Algunos dirían que esto responde a que la escuela en cuestión se enfoca solamente en un aspecto de la budeidad a través del estudio de determinados sutras porque ha conocido la budeidad a través de ese sendero. Sin embargo es un hecho que algunos sutras son incluso atacados por algunas escuelas por su falta de credibilidad. Por ejemplo el budismo Zen casi no se apoya en ningún sutra y, hasta cierto punto, rechaza buena parte del canon pali.

v  [47] El uso de instrumental durante las ceremonias y eventos difiere notablemente entre cada una de las escuelas budistas. Algunas promueven una amplia gama de instrumentos rituales, musicales y de conducción espiritual, mientras que otras como las ramas zen  reducen al mínimo dicho instrumental.

v  Quizá la diferencia más notable radica en la elevación de rango del Buda “histórico” (Shakya) a primordial según algunas escuelas, mientras que otras le equiparan con otros budas que han existido y los que habrán de venir o incluso se le devalúa, al igual que todo lo supuestamente sagrado según las ramas zen. Dichas ramas cuestionan constantemente la budeidad de buda para adentrarse profundamente en la esencia de las cosas y de la budeidad misma: si se mata al buda se entiende su eternidad. En oposición algunas escuelas como la Tendai mantienen el ritual de ofrendas y canto comunal de sutras lo que las transforma en instituciones de religión tipo ritual.

 

Conozcamos ahora la simbología común a los diversos tipos de budismo.

 

LOS SÍMBOLOS MÁS IMPORTANTES DE LOS BUDISMOS JAPONESES.

[48] Existen varios elementos de cohesión simbólica en la mayoría de los budismos japoneses, los cuales, sin embargo, no son sinónimos de sacralidad, a diferencia del shintô, sino que son insignias de la budeidad y recordatorios, por si mismos, de que el estudio y la meditación llevan al Nirvana:

v  La cruz gamada: Conocida como swastika y tristemente célebre durante la guerra mundial, la cruz gamada, sin embargo, es sinónimo de la buena fortuna y esperanza de encontrar al Nirvana a través de la enseñanza. Algunos especialistas sugieren que la cruz simple representa en el budismo las Cuatro Nobles Verdades, mientras que gamada dicha cruz, indica el Camino Óctuple. Como fuere, la cruz gamada es uno de los símbolos más importantes del budismo e incluso, en algunos mapas, es representación de la existencia, en alguna localidad, de algún templo budista.

v  [49] El loto: Es sinónimo de la iluminación. Muchos lotos tienen 32 pétalos, lo que se ha interpretado como la unión de la Vía Óctuple con las Cuatro Nobles Verdades: 4x8=32. Indica, también, pureza y renunciación a la vida, paradigmas del monje y de la sangha o comunidad budista.

v  [50] La rueda: Es el cambio en la vida: Tathagata, pues la rueda gira y gira. En la mayoría de los budismos también es sinónimo de la enseñanza de Buda y la Vía Óctuple. En el budismo zen es sinónimo de la vacuidad de la existencia y el resultado de la iluminación.

v  [51] La planta del pie: Es símbolo de la predicación de Shakyamuni Buda pues donde él pisaba, encontraba nuevos discípulos. 

v  La palma de la mano: Parte de la iconografía budista en donde cada mudra o postura de la mano significa algo o dota de identidad a alguno de los múltiples budas y bodhisatvas que han existido.

v  [52] El Nudo infinito: Sinónimo de la mente del Buda (no sólo de Shakya) o del estado de iluminación, este nudo representa la intemporalidad de la verdadera iluminación, es decir, la trascendencia de una mente despierta al tiempo y espacio. Por obviedad dicho nudo no tiene un principio ni un fin claro a pesar de que es una sola línea o cuerda la que le conforma. Su entramado demuestra que la realidad es compleja aunque esté compuesta de un simple principio. Este nudo es muy conocido en las escuelas mahayanistas del norte de la india y las chinas, de donde se transportó a Corea y Japón. Se cree que se originó desde un alamar que estaba cosido a una prenda de fina seda rota por el uso: al final la riqueza no radica en las posesiones materiales, pues todos tendremos el mismo fin y sufrimos de las mismas dolencias. 

v  [53] La Sombrilla: A veces es ocupada como sinónimo de los grandes patriarcas del budismo o incluso de Shakyamuni. Indica protección y cobijo, pero no como lo haría un paraguas común, sino como el canon budista, por tanto es representación de la palabra de Buda.

v  [54] El Caracol: Es  a la vez representación del infinito, como parte de un fractal que se extiende hacia el macro infinito y hacia el micro infinito, y de la meditación. El caracol a veces representa la cabeza y busto de Buda, en el sentido de que la cabeza de Shakyamuni era alargada. También representa la voz del Buda, a la cual aspiran los mantra en el budismo Vajrayana.

v  [55] El o los peces dorados: Representan a los ríos sagrados, para la India el Ganges y el Yamuna, para China el Yang dse o alguno de los múltiples riachuelos. También es sinónimo de abundancia y prosperidad cuando se ha adoptado la regla budista.

 

Estos no son sino algunos de los más importantes elementos dentro de la iconografía budista. Una vez más: la iconografía varía muchísimo dependiendo de la escuela budista que se trate. Algunas escuelas son altamente simbólicas, mientras que otras como las ramas zen son iconoclastas por naturaleza.

 

CONCLUSIONES.

Resulta importante indicar que ambas religiones forman parte de un sincretismo que se ha venido dando desde la aparición del budismo en Japón en el siglo VI d.C., por lo tanto, es difícil mencionar qué elementos son realmente “puros” o ausentes de un mestizaje y qué elementos no lo son. Sin embargo, a diferencia de otras religiones, el shintô y los budismos tuvieron pocas mezclas con otras religiones externas y sin embargo las constantes reinterpretaciones provocaron, para el caso de los budismos, cismas. Lo anterior se traduce en que, aunque por un lado no existe un shintô que no haya sido contagiado de elementos budistas ni a su vez un conjunto de escuelas budistas que hayan tenido cierta injerencia por parte del shintô, sí se mantienen ambas expresiones religiosas de un modo más autóctono a pesar de la intrusión del cristianismo en el siglo XVI por parte de los europeos y de la importante introducción del Confucianismo como esquema moral durante el periodo Tokugawa, esto es, en el siglo XVII. Aún hoy, a pesar de la segunda reintroducción en el siglo XIX por parte de los europeos y norteamericanos de los nuevos tipos de cristianismo, se podría decir que a grandes rasgos el shintô y las diversas expresiones budistas existentes en Japón mantienen cierta resistencia al cambio brusco e inmediato, no obstante la mayoría de los jóvenes japoneses en la actualidad se declaran ateos y pro-científicos, situación que está, sin embargo, fuera del alcance de esta ponencia. Muchas gracias por su atención.

 

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NOTA: Los corchetes pertenecen a la selección de diapositivas PPS.

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